Ameyali Hernández Hernández es una mujer nahua de la Huasteca, originaria de la comunidad Ixcanelco, perteneciente al municipio de Tantoyuca, al norte del estado de Veracruz. Su infancia está amorosamente marcada por la crianza de sus abuelos paternos, Marcelina Mendo Lara y Juvencio Hernández Del Ángel, quienes viven en su memoria cotidiana entre la milpa, el río, los pozos, el potrero, la cocina y el patio del hogar. Su interés por las letras es una influencia de sus queridos padres, Semey Hernández Mendo y Amelia Hernández Prior, quienes son maestros normalistas rurales. Ameyali estudió la Ingeniería en Agroecología y la Maestría en Ciencias en Agroforestería para el Desarrollo Sostenible en la Universidad Autónoma Chapingo. Así también, es egresada de El Colegio de Escritores de Latinoamérica. Actualmente, es profesora-investigadora de la Universidad Autónoma Chapingo e imparte clases en el Departamento de Preparatoria Agrícola y en el Departamento de Agroecología.
EDICTO
Nunca la casa había sentido tanta alegría,
ningún regaño retumba en sus habitaciones.
No siento remordimiento por ser yo misma,
nada limita mi vicio de imaginar historias clandestinas.
Jamás traicionaré a los sueños que crían mariposas,
tampoco a la niña que a veces sólo desea jugar.
En absoluto te abriré la puerta de telaraña,
ni siquiera cuando llames por mi nombre.
Nadie te extraña en el hogar de la flor azul.
No te atrevas a regresar.
SUPLICIO
Cuerpo con piel de celofán,
revuelto,
tumbado en el catre.
Sólo sus venas retumban.
Sangre infinita que discurre.
Sus ojos, abiertos,
gritan suplicio.
Las palabras ya no salen de su boca.
Cuerpo con piel carcomida,
larvas danzan en las llagas.
Cuerpo inundado, viscoso.
Los segundos son eternos.
El abandono es su sombra.
Ahogado en la tiránica agonía,
en un rezo perpetuo que llora y gime
sus pensamientos se disolvieron.
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