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Dos poemas de Sir Brenda Mitchelle

Sir Brenda Mitchelle, actriz, narradora, poeta, dramaturga, comunicadora. Autora del libro de relatos Memorias de extraños seres que no se acostumbraron a la tierra (FOEM, México, 2017. Mención Honorífica del Certamen Estatal de Literatura Laura Méndez de Cuenca 2016); de la novela La niña que amó a un demonio con tacones rojos (Valparaíso ediciones, España 2019). Beca jóvenes creadores PECDA-FOCAEM 2015-16) y el álbum ilustrado El gato que amó, quiso ser perro (Mr. Momo, España 2019). En cuanto a antologías destacan: Verde Veronés y otros relatos. Editorial Samarcanda, 2018 (Finalista del III Premio Internacional de Relatos Cortos Ciudad de Sevilla). Preludio (Academia Literaria de la Ciudad de México, 2020) y Cervantes. Desde el Parnaso (Verbum, Poesía 2021. Festival Internacional de poesía de Madrid), como poeta ha participado en diversos festivales y encuentros internacionales. Actualmente es doctoranda del Programa Interuniversitario del Doctorado en Comunicación de la Universidad de Sevilla, España.





RECORDARÉ ENTONCES QUÉ ES EL COSMOS


Repaso la cita que me ha revolcado en el lodo.

El poema es la breve, brevísima esencia.

Escancio tierra, y al andarla, alimento la existencia.

Un paso, otro, todos los que formarán la inagotable huella.

Si soy mar, si de humanidad me visto, si entre la piel habito,

si todos a quienes he visto entre los sueños han existido.

Si he sido árbol, mar, arena,

juez y parte del polvo de un destierro,

si en mi sangre reside la clave del universo,

soy silencio, aurora, destino incierto,

si entre mis huesos habita aún el secreto,

si reside en mí la divinidad que responde a las formas, si encuentro en ellas a

los muertos:

abriré entonces mi sol -sol del que estoy hecho- y entregaré mi último

silencio,

y el grito último,

y extenderé al hambriento el higo de la rama que es mi cuerpo,

y abriré cada célula y cada poro pequeño.

Recordaré entonces que yo soy el cosmos y siendo nada recordaré el valor

de todo,

y volveré a ser todo lo viejo,

todo lo antiguo que soy.

En algún momento volveré a serlo todo,

sé,

y sabré serlo.




ESCRIBO LEJOS DE TU VIENTRE

A ti, madre.

Tu vientre está frente al mar,

Faro duerme.

Vida, 29 años de lunas, tiempo,

un océano

y un continente,

me distancian de aquella tierra que sembrará a un bebé que se llamará Muerte,

porque habrás vuelto para entonces.

Lejos…

Lo más lejos posible

porque, madre, en tu vientre se sembrará otra hija.

No quiero decir otra vez: la muerte,

y yo tendré que abrazarla

justo como se hace con la hermana,

alejarme lo más del dolor…de la rabia.

Pero días antes del día

-porque sólo es un día la muerte-,

recuerda esta noche en que andamos bajo una cúpula.

No nos hallará distancia cuando hayas traspasado el umbral…

fundida en el padre, y guía,

pero vive ahora que estás tan viva, amiga, madre, hija del mar,

mujer dolorosa y grandísima: María,

canta como ahora cantas

que yo escribo a tu vientre,

que yo escribo, y te amo, ya tan lejos de tu vientre,

que ya te escribo,

antes de que tu vientre convierta en mi hermana a tu muerte.

Faro, Portugal. Una fría noche de invierno, con mi madre, en el mar.

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