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Dos poemas de Joselyn Silva Zamora


Joselyn Silva Zamora (Estado de México, 1993) Licenciada en Literatura Latinoamericana por la UIA CDMX. Ha participado en congresos y tertulias en México, Estados Unidos y España. Su obra creativa y académica ha sido publicada en diversas revistas físicas y digitales. Administra un blog donde narra y reflexiona sobre temas de salud, literatura y su día a día como spoonie y disca, mismo que se puede leer en www.joselynsilva.com .







I. APARTA DE MÍ ESTE CÁLIZ


Cuando digo, señor,

aparta de mí este cáliz


pregunto por qué lo acercaste

por qué obligaste a mis labios

a probar el agua envenenada

(el agua que la pluma no puede desaparecer)


y pregunto por qué

me quitaste todo

me quitaste la voz

la mano que traza

la lágrima de obsidiana


Señor, no quiero tu voluntad

los ojos me pesan

no quiero tu sangre

aventaré el cáliz a los conejos

(me revuelvo revuelco en el monte de los olivos)

me sacudo tu embriaguez

y duermo

pero insistes

me llenas de vacías telarañas

me haces luchar y sudar frío


Señor, aparta de mí este cáliz

y déjame emborracharme

a mi modo sin rodeos

déjame dejar de llorar

el amor no puede frenar la

muerte y tú te llevaste,

arrebatándolo, al único que

entendía

mi voz

eco

de serpiente


ya no tengo mano empática

me hundo a t i e n t a s

en un lago podrido

inhalo el moho y el lirio





II. GERTRUDIS


Hoy es un día oscuro en San Juan Tumbio,

pueblecito medio oculto

(toma la desviación a Pichátaro)


Dirás que es porque ha anochecido.

Te diré que el agujero es más profundo:

se ha ido la mayor

(la tercera en realidad, pero la mayor de las segundas)


Dirás que el trato no era directo

que la veía a ratos, cuando el frío dejaba.

Dirás que ella ya no me recordaba

que me decía hijo en vez de hija

(nunca me molestó).

Las telarañas, el olvido y las sombras

ya habían empezado a comérsela, a comerse su memoria, a comerse su

chispa (como el burro del tío Chinto que se comió el reloj,

vaya metáfora de la vida)


Pero te diré responderé

que ella oraba

(u oró)

por mí

por mis padres y hermanos

por J(ó)se, a quien nunca olvidaba

Su bendición se extendía más allá de su palma

no tiene caso discutirte

mi corazón alberga hoy una a u s e n c i a


y tengo miedo de que el manto cubra a la mía


mis lágrimas no logran nada

el camino a San Juan tenía sentido por ella

su casa con una mata de chayotes

una tina grande con agua

algún perro ladrando (¡¡¡sácate!!!)


El trenecito se anda por las ramas ya no nos lleva hasta allá

la tumba mausoleo se llena

la rodean

arquetípicos sepulcros

(La Doña está reuniendo a sus hijos

como granos de maíz

que luego ha de sembrar)

Si existes,

déjalas irse sin dolor,

como se fue su madre

(o eso dicen)


Deja que el maíz se fermente

grano a grano

y que lo besen Las Eternas

para que se vuelvan cosmos

Madrepadregaiavirgendelasaludorapornosotros

la muerte es una hojuela

que se pierde pudre

en tierra

en leche

en la alacena


cuando la quieres tomar se desvanece

y el finísimo polvo

te ciega momentáneamente

dos parpadeos

arrancaste otro grano

¿¡cuántos más quieres!?

Déjame llorarle buscarla

en el sabor de las corundas y el tamal de zarza

en una comida compartida imprevista

con primos tías primas tíos que no conozco

hasta que surge un «¿y tú de quién eres?»

(Bisnieta de M, nieta de J(ó)se, hija de M, una distinta J(ó)se)

Sobre todo

no arranques de mis ojos cerebro sueños

su sonrisa bendición

¿estarás cuando le toque a la mía?

(llévatela en sueños por favor)

¿estarás cuando le toque a la mía?

(también llévatela al dormir)

¿estarás cuando me toque a mí?

(llévame, sólo llévame

quiero ser flor

fruto de granada

un chayote partido a la mitad

llévame y no digas nada)

Supongo que ahora va de tu mano

cuídala

dile de mi amor nuestro amor agradecimiento

y no me arranques el recuerdo

de sus manos dedos

en

en cruz en

en


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