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Colección poética de Jorge Chartier (Chile)


Jorge Chartier, chileno, poeta e ingeniero, estudió en Stanford y en la Pontificia Universidad Católica de Chile. Publicó su primer poemario, "De la pluma de la vida" el año 2022 en Londres, donde reside y trabaja desde el 2019. Actualmente, está finalizano su próximo libro de relatos cortos y prosa poética.





LO QUE OTRA MANO TEJE


Cuando la poesía se enfunda como un palillo y un hilo,

cuando la atención se pone sobre el hilo que teje,

cuando el canto que eleva anticipa la hermosura:

las puntadas van formando la imagen

que no necesariamente es de esta tierra.


Cada puntada que levanta la imagen bella, volupta,

logra traer el cielo ¡cualquiera sea!

¡Y canta!

El hilo que afloja y tensa, que afloja y tensa

levanta el polvo ¡que resulta ser de oro!

¡Y canta!


Canta una melodía que no podría ser nuestra;

¡Oh, mortal, morirías!

O si vives, buscarías una tonada en otro hilo que teje:

el trino de un pájaro,

agua cayendo sobre rocas,

el soplo de una cálida tarde invernal.


¡Canta, canta, hilo canta!

Que tu cuerda sonará lo que la atención dure.

Pues el poeta no dispone nada,

el poeta tan solo escribe lo que otra mano teje.





LA LEY OCULTA DE LA PIEZAS


El hombre posa sus ojos

y descifra el encaje de unas piezas.

Sea lo que mire,

no vuelven tras el tiempo,

pero un tiempo las devela.


La primera presenta una fachada,

la segunda obliga a una tercera,

y así la cuarta y sucesiva se acumulan

sobre un riel que les da vida y las ordena:

El abrir de una flor

El izar de una estrella

El construir de una pirámide

El aletear de una civilización entera.


Nadie revela los secretos de una piedra puesta,

se debe mirar la postura de una nueva.

Solo entonces, por obra de una ley oculta,

del peso de una piedra sobre otra –que sobre otra era–,

el secreto de la última será tan aparente como el de la primera.


Un laberinto se resuelve de igual forma

de ida y de vuelta.





EL SABER DE LOS ÁRBOLES


Una fruta cae de un árbol,

e inmediatamente se juzga fruta madura.


Quien la observa caer se acerca,

la toma, la analiza,

busca los motivos de la caída en la materia,

en la gravedad de las piernas,

en la inclemencia del sol,

o en la del viento.


Pero, ¡qué poco se atiende al otro!

¡Al árbol!

¡A la rama!

A la cuna que vio crecer a esa semilla

y puso su propio equilibrio en juego.


Poco se habla de los motivos que tiene la vida,

de la razón que tienen los árboles.

De si esa fruta sería la gota

que hubiese rebalsado el vaso.




EL ERIAZO DE PENSAR


¿Dónde habita el pensamiento?

Y acabada la pregunta,

su lugar ya se habría ido.

¿En qué punto –espacio o tiempo– quedó?

¿Podré visitarle otra vez?

¿Quedará intacto en la memoria?


¿Dónde habita el trino de las aves?

¿Dónde habita la brisa?

¿El fotón, dónde habita?

Y acabadas las preguntas,

sus lugares ya se habrían ido.


¿A dónde?

¿O será, al igual que mi reflejo en el espejo,

solo el pasaje de una imagen?

¿Y ahora otra?

¿Y ahora otra?

¿Caras de un dado infinito como una esfera?


¿Dónde habito?

¿Qué cara mi origen?

¿Qué ángulo mi centro?

¿Qué pregunta mi respuesta?




A MITAD DEL SUEÑO


En la mitad de la noche,

el padre y el hijo sueñan, medio dormidos,

que se ven el uno al otro al otro lado del pasillo,

que estiran sus cuerpos y se dan la mano.


Al contacto pestañean,

intentando disipar la niebla que no deja ver.

Bien podría el niño haber ido hasta la pieza de los padres,

o el padre haber ido hasta la pieza donde duerme él.


Medio dormidos comprueban que no es el caso.

Medio dormidos se levantan.

Medio dormidos se encuentran al medio del pasillo,

se dan la mano y siguen dormidos.

'



LA TORRE PARARRAYOS


La torre pararrayos yace quieta.

De moverse,

cualquiera la confundiría con la forma de un árbol,

o la de un humano.


Abre sus brazos en la oscuridad,

y apunta sus ramas –o sus dedos– hacia algún lugar infinito,

más lejano...


Y en alguna nube se cocina un rayo.


De caer sobre la torre

¿Sería entonces el inicio de una era?

¿Un relámpago en los ojos?

¿El ocaso de las tímidas siluetas?




MADRE TIERRA


Un hombre deja a un bebé,

golpea la puerta

y marcha a la guerra.


La mujer que abre,

al no ver a nadie,

mira el bebé y se pregunta:


¿Era esta mi tarea?

¿Seré yo quien crie

al último humano de esta tierra?




MECANISMO HUMANO


Distintas cosas bullen al interior del hombre,

en la soledad y en la compañía.


Distintas cosas manan al exterior del hombre,

en la compañía y en la soledad.


Cuando una mana, la otra bulle.


Por eso, a falta de soledad o compañía,

el hombre arriesga estallar profundo.




CHISWICK BOULEVARD


Catorce bulevares separan tu destino.

Quince cobertizos y dos plazoletas.

Un muelle que da a un río vacío.

Una barcaza que flota sobre el lodo.

Un marinero que saluda a tres gaviotas,

que alzan vuelo celosas de tres gansos.


Veinticinco veces mirarás a la derecha,

porque veintisiete son los pinos,

y uno resultó ancho y frondoso.

A la izquierda, mirarás a placer:

cientos de casas y mansiones blancas,

tantas como perlas lleve la novia.


Un solo paso hacia adelante es permitido.

El resto, te alejará siempre de mi lado.

Catorce bulevares separan tu destino.

Veinticinco letras, signos, un marinero,

tres gaviotas, casas y perlas:

Una fría mañana de marzo junto al Támesis.

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