Francisco Duarte, nació en México y emigró con su familia a California en 1980 en donde, durante varios años trabajó en labores del campo. Él ha sido activista comunitario por varias décadas. Es autor de varios libros, los dos últimos Mis Fantasmas, Historias Cortas y Caballos de Nadie, libro de poemas ilustrado por Caleb Duarte. Vive con su esposa Soledad en Fresno, California.
Goodbye Camping Days
Santa Barbara Mountains in Red.
Santa Ana winds are unstoppable.
The sky pours smoke, fire and ash;
the sand advances over the fallen forests.
They bring the night on my shoulders
flying white crests
between almost hidden moons;
atrophy traps my muscles and bones
Having grown up between bridges,
streams, ponds and rivers
now my arms languish over the waters
overcome by invisible currents.
Sand and pebbles stop my numb steps.
My thoughts are slow and confused.
Without finding reasons to be,
my memories fade.
Of those my fires only remain
smoke dissipating in my spaces.
Pain leads me to yearn the past,
and plunge into deep rest;
the night time accompanies me
disintegrating in the hours that pass
each one emptying her belly
to the rhythm of its disposable watch.
No more tents impossible to leave
without crawling.
No more lights of adventurers
unable to defeat darkness
or located insatiable ants
that by the thousands lie in wait for us
stripping the leaves of the trees.
The moonless darkness draws near
under a sun that no longer hurts.
You will find me abandoned
with my candles open.
Welcome that time of rest
I wait for it reclining calmly on the sofa
of my little room.
ADIÓS DÍAS DE CAMPO
Montañas de Santa Bárbara en rojo.
Los vientos de Santa Ana son imparables.
El cielo vierte humo, fuego y ceniza;
la arena avanza sobre los bosques caídos.
Traen la noche sobre mis hombros
crestas blancas voladoras,
entre lunas casi escondidas;
la atrofia atrapa mis músculos y huesos
habiendo crecido entre puentes,
arroyos, estanques y ríos.
Ahora mis brazos languidecen sobre las aguas
superados por corrientes invisibles.
Arena y guijarros detienen mis pasos entumecidos.
Mis pensamientos son lentos y confusos.
Sin encontrar razones para ser,
mis recuerdos se desvanecen.
De esos, mis fuegos solo quedan.
El humo disipándose en mis espacios.
El dolor me lleva a añorar el pasado,
y me sumerge en un profundo descanso;
la noche me acompaña
desintegrándose en las horas que pasan
cada una vaciando su vientre
al ritmo de su reloj desechable.
No más tiendas de campaña
imposibles de abandonar sin gatear.
No más luces de aventureros
incapaz de vencer la oscuridad
u hormigas insaciables localizadas
que por miles nos acechan
arrancando las hojas de los árboles.
La oscuridad sin luna se acerca
bajo un sol que ya no duele.
Me encontraras abandonado
con mis velas abiertas.
Bienvenido tiempo de descanso
Lo espero recostado tranquilamente en el sofá
de mi pequeña habitación.
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