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Dos poemas de Roy Alfonso Vega Jácome



Roy Alfonso Vega Jácome (Lima, Perú). Bachiller en Literatura por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.


Su poemario Rumores de un arpa retorciéndose en la hoguera (Lima, Dedo Crítico, 2014) obtuvo una mención honrosa en el VII Concurso Nacional de Poesía José Watanabe Varas 2011, de la Asociación Peruano Japonesa. En el 2015, se hizo merecedor del Premio Copé de Plata de la XVII Bienal de Poesía de Petroperú por su poemario Muestra de arte disecado (Lima, Ediciones Copé, 2016). En el 2017, su libro Etapas del espíritu / Runas grabadas en la piel (Trujillo, Cuadernos Trimestrales de Poesía) resultó ganador del X Concurso El Poeta Joven del Perú, mítico galardón que no se entregaba desde 1999.


Textos suyos han aparecido en las antologías peruanas: Recitales “Ese puerto existe”. Muestra poética (2011), Poesía al filo del sol. Antología más allá de la mirada y Amor libre (ambas de 2019), así como en la española Versos en el aire V (2016). Asimismo, ha sido publicado en las siguientes revistas y páginas web: Lucerna, Ínsula Barataria, Vallejo & Co., Dosis Cultural, Punto y Coma, Ángeles de Papel, Molok, Escrito en Mayúscula, Nuveliel, Verboser y Cocktail (todas de Perú), Liberoamérica (España), Bitácora de Vuelos, Editorial Búho Negro, Ibídem, Nudo Gordiano, Revista Primera Página, Katábasis y Campos de Plumas (todas de México), La Poesía Alcanza (Argentina) y Álastor (Nicaragua).



FRAGMENTOS DE UN DEMONIO AZUL


el tiempo extiende sus hebillas

y desempolva la imagen de un leproso

que almacena jirones de piel.


i


la poesía como un arte disecado.

como un objeto elegido en medio del caos

para ser preservado en un recipiente de vidrio.

como un animal relleno de voces y plumas

cuyos ojos –aparentemente muertos–

perforan el aire y transforman lo real.

algo así como una dulce taxidermia

de la imagen y el pensamiento.



ZUMBIDOS TRANSPARENTES TEJEN UN VELO DE AROMAS ROSADOS


despiertas al atardecer,

con el olor de la tierra húmeda todavía latente en los labios,

con el gesto inmaterial de la crisálida

que se abre para llamar a sus criaturas.

percibes a través del brillo de los postes subterráneos

la agonía de los edificios, los cimientos degollados,

los rostros de la multitud que se mueve ojerosa y desdentada.

tu reloj de pulsera ha detenido su canto,

temeroso, quizás, de interferir con las huellas

que con torpeza imprimes en el suelo.

no hay mayores ruidos en este santuario,

únicamente rumores, pequeños zumbidos

que dejan su estela de incienso en cada rincón.

has despertado para detener las profecías,

para reconocer tus dominios de cera,

para acariciar las sombras de los hermanos ausentes.

y es este trance lento, apacible,

siempre oculto tras un velo

que abre sus fauces a la noche.




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