Fabiola Flores nació en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, estudió el nivel preparatoria en guitarra clásica en la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, la licenciatura en Lengua y Literatura Hispánicas en la Universidad Veracruzana y actualmente, estudia el segundo año del grado en Filología Hispánica por la Universitat de València. Es coordinadora del proyecto de difusión electrónica Poesía Noventa.
Ha participado en el Encuentro Internacional de Poetas Jóvenes Carruaje de Pájaros, Festival Mesoamericano de Poesía, Festival Internacional de Poesía de Quetzaltenango, Guatemala; 5.a Feria del Libro de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH). Ha formado parte de las antologías Universo Poético de Chiapas (CONECULTA 2012), 3.er Sancristobalences (2010), Cohuiná Cartonera (2012), así como de la Revista Signos, revista literaria electrónica Vozquemadura, Revista Funk (2018) y Granuja (2021); en el suplemento cultural del periódico Noticias, como colaboración en la serie de fotopoemas por entregas Donde caen los sueños del fotógrafo Jesús Hernández y con narrativa, en el suplemento cultural “Rayuela” del periódico El Péndulo de Chiapas. Ha asistido a talleres de creación literaria con el escritor colombiano Santiago Gamboa, el escritor mexicano César Silva y la poeta valenciana Ángela Martínez Fernández. Vive en Valencia; España desde 2016.
DESIDERÁTUM
A Ángela Martínez
Quiere ser poeta
aprender a buscar la palabra exacta
que trasiegue su entraña
con el mismo miramiento
de quien dedica su vida a mantener impoluta cada junta de los azulejos:
tan placenteramente inútil.
Porque Se dice poeta
cinco grafías
de epiceno profano
de poetisa desdoblada de morfemas,
encajes
y agravios.
Porque el varón mutilado también
aprendió a nombrar la luz sin rendirle pleitesía a la musa,
a domar
un
encabalgamiento,
a quebrarle el pie a
la estrofa.
Pero hoy sueña
—mientras friega los platos—
con descubrir la imagen
como aquel que un día
soñó con descubrir el fuego.
1
Ik o del primer acercamiento al Mar Caribe
Sigo con el oído
la comparsa de las olas aladas
que toman vuelo a media altura.
Aquel viento tibio
acaricia el paisaje
menea en un cálido vaivén
las copas de los árboles.
Cerrás los ojos
y sentís el mar:
canto
de marea creciente
haciendo eco
en el caracol del pecho.
Vibra el manglar
en el aleteo marítimo,
puebla el silencio
el pájaro y su canto esdrújulo.
Otra ola tropieza con la roca
La espuma:
ese lenguaje entre el mar y su orilla.
1: Deidad maya del viento.
CONJUGACIÓN
A Bruno
A mi hijo le encanta la palabra mañana
le emociona la idea de que las palabras
puedan desplazarnos por el tiempo
Sueña con ellas
en formas imposibles
en una lengua distinta a la de su madre
Descubre sonidos nuevos
escondidos en su garganta
Crece a prisa
no mira atrás
llora
juega
pregunta
enuncia
como un pequeño dios
que necesita nombrar las cosas
para que existan
clasificarlas
acomodarlas por el mundo.
De unos meses a la fecha
mi hijo solo quiere hablar del tiempo
Es una pequeña cronología de dudas:
antes
después
todavía
tarde
jamás
s i e m p r e
Duda de las vigencias
Pregunta dónde está el mañana.
Quiero decirle que el futuro no es más que una promesa
que no hay prisa en traspasar el umbral
que el único momento verdadero es este:
la patria eterna de su infancia.
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